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¡Sorpréndeme!
y si reía le daba la luna
"Mirarte en el aire es mi mayor problema, partirme en pedazos rotos, de espejos, y estás muy lejos..." (Andrés Calamaro)
12 de Octubre, 2008 · General

pero dos que se quieren se dicen cualquier cosa

Conoció a alguien a quien creyó capaz de desplazar a Iván.  Se dejó envolver, se permitió quererlo y darle una oportunidad.  Pero las cosas se sucedieron en un orden que evidentemente no fue el mejor.  Desde un principio las peleas fueron constantes, tal vez la razón era que se parecían demasiado sus personalidades, si no era eso, no se explicaban el por qué de los choques.  En fin, llegó un punto en que la situación se hizo insostenible para ella, no quería frustrarse y terminar mal con esa persona a quien quería muchísimo y la valoraba tanto, por el simple hecho de haberla convencido de que el mundo no terminaba con Iván.

 

-Ya no hay nada para sostener esto –le dijo ella- ni vos ni yo podemos cargar con todo.

 

Se calló esperando una respuesta, pero el la miraba en silencio como si sabía que se venía esto, entonces ella siguió.

 

-Hay que aceptar que hicimos nuestro camino caminando, y ahora nos toca frenar acá, es obvio que no estamos yendo al mismo lugar, o hay algo que nos bloquea.  No es la primera vez que te digo que traté de cambiar muchas cosas, muchas las pude cambiar, traté de hacer a mi bien tu bien, y ves más que bien que me salió mal, y tengo que parar acá porque no estoy acostumbrada a fracasar, es algo que no me perdonaría nunca.  Es hora de darse cuenta de que llegamos hasta acá, no tenía que darse nada más, por eso no se dio, y punto.

 

Volvió a callarse esperaba que dijera algo ¡Por Dios!  Pero el seguía callado, esperando a que terminara, estaba consciente de que ella no había dicho todo.  Entonces ella volvió a hablar pero esta vez con impaciencia, con bronca, porque el no estaba diciendo nada, y no estaba reaccionando, no era la primera vez que lo hacía y esto a ella la desesperaba.

 

-Sabés que me agota que te dé igual el esfuerzo que hago para complacerte y que estés conforme.  Al principio todo pareció tan fácil, era sumar el amor que me tenías y la simpatía que te tenía yo, porque te pesó mucho el hecho de que te enamoraste y yo no pude alcanzarte, te frustraste por eso, y no te culpo.  Decidiste cruzarte de brazos y con el tiempo te adoré, te adoro pero vos estabas cansado de remar.  Es verdad, vos tiraste primero y no te respondí, ahora me tocaba a mí el esfuerzo, esfuerzo que hice, dí todo, todo lo que mi orgullo me permitía dar, y más también, pero no va más, yo no puedo darte más.  No es cuestión de maldad, es muy difícil aprender a querer a alguien más después de lo que yo viví con Iván.  Y acá estoy, alguien tenía que hacerse cargo de esto y terminarlo de una vez, y yo espero, que en un tiempo, cuando nos “normalicemos” y sigamos siendo amigos, podamos decir que así hicimos bien las cosas.  Ya está, soy tan culpable como vos, tanto vos como yo dejamos de pelearla.

 

Después de un silencio de diez segundos que parecieron una hora, el le dijo:

 

-Yo nunca me convencí de que realmente vos la estabas peleando con todo.

 

Con la sangre en los ojos, con las pulsaciones a mil por hora, esta vez no podía callarse, tenía que decirle todo, porque ya había empezado con los reproches de siempre, pero esta era la última vez que ella se lo iba a permitir.

 

-Vos me prometiste que me ibas a cuidar sin importar nada, que me ibas a esperar.  Y ahora ya no importa cómo esté yo, lo importante es tu ansiedad ¿cierto? Porque ya no podés esperar, no es tan difícil, si querés una chica, buscatela en cualquier lado, vas a conseguirlas fácilmente.  Tantas veces me diste la impresión de que era eso:  ansiedad.  Pero mi amor, te repito, si querés una mina, andá al boliche y agarrate las que quieras, pero no me vengas a mentir a mí, no me quieras chamullar.  En fin, yo decidí superar esto, simplemente pasar la hoja.  Y vos, vos preferís no analizar nada, ponerte en el papel de víctima, o en el del frustrado, o el del “fracasado”, y no se que querés ganar con esas escenas.  Y ahora, por más cosas que hagamos, tenemos que salir de esto ¡por los dos! ¿Por qué no entendés que es por los dos?  ¡Esto no va más!

 

No sabía de dónde había sacado tantas cosas para decirle, lo cierto era que ella lo adoraba, lo adora y no lo quería perder, era demasiado importante para ella como para dejarlo ir por una situación como ésta.  Por eso, tenían que dejar de buscarse, habían sido todos desencuentros, y si seguían chocando con ellos, lo que iban a ganar era terminar con el cariño que había entre ellos, no podía ser, había que frenarse ahora.

Esperó una respuesta agresiva, un reproche, lo de costumbre.  Solo recibió un beso y unas palabras que le revolvieron las entrañas sacando a flote todo lo que ella intentaba tapar para no ver.

 

-Yo nunca voy a dejar de quererte –le dijo él- Y tampoco voy a dejar de estar cerca tuyo, yo nunca te voy a dejar, nunca, nunca, hasta que me muera.  Si vos no querés más esto, yo no te puedo obligar yo hago lo que vos quieras, yo doy todo por vos, hiciste demasiado por mí, y ahora estás cansada, no tengo absolutamente nada que reclamar, con vos estoy en el cielo, no te equivocaste nunca, siempre fuiste un sol, mi sol.  Pero una cosa te la voy a decir y no te la voy a repetir nunca más.  No busques a tu Iván en otras personas, nunca lo vas a encontrar si no es en él mismo.  Aceptá que el es él y nadie más y no pretendas que otro se convierta en él.  En todo caso buscálo otra vez, quedate con él hasta que te mueras, porque eso es lo que querés.  Yo sé que no lo buscás conscientemente, yo sé que no te das cuenta, yo se que lo buscás inconscientemente, mirá lo que me pasó a mí.

 

Cuando ella trató de discutirle, él le dio un beso y se fue, era lo que hacía siempre que ella quería comenzar una discusión, ella jamás daría el brazo a torcer, pero ésta era la última vez y no podía prestarse a eso.

Se quedó sentada en la vereda, mirando al piso, pensando en nada, era mentira que ella seguía buscando a Iván, nunca lo iba a aceptar, había enterrado su dolor de cabeza y su peso en la conciencia.  Se iba a dormir, suficiente por ese día, había perdido a su amigo especial, al menos por esa semana, pero estaba tranquila con ella misma, se conservaba en su esencia.

Era cierto también que las emociones comenzaban a revolucionársele por dentro, faltaban horas para que se cumplieran dos años del principio de su locura, su amor mártir.

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publicado por onceyseis a las 02:11 · 2 Comentarios  ·  Recomendar
 
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Comentarios (2) ·  Enviar comentario
Qué hermosas palabras, me llegaron al alma. Ni te imaginas como te entiendo Bela, te entiendo demasiado.
Besotes gigantes
publicado por Clarisa, el 27.10.2008 17:21
Me parece haber leido mi propia historia.
Besos
publicado por Luciana, el 23.07.2009 17:35
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